Exoneraron las inversiones minero energéticas; aumentaron el IVA del 8 % al 19 %; redujeron el impuesto a los dividendos de los grandes propietarios; eliminaron el impuesto al patrimonio, disminuyeron el impuesto a las herencias, y pasaron el impuesto a las rentas del capital del 35 % al 30 %; además de aumentar los impuestos y la base tributaria aplicables a la clase media etc.

También se redujo el pago por recargos nocturnos, dominicales y festivos; se eliminaron las parafiscales del régimen contributivo de salud (8 % de la nómina), del ICBF(3 %) y del Sena (2%); se aumentó la edad de jubilación; se eliminó la mesada 14 y mediante acto legislativo se suprimió el derecho a negociar en materia pensional, fomentando al máximo los fondos privados de pensiones: todo lo cual, sin la menor duda, ayudó bastante a que clasificáramos como el 3 o 4 país más desigual del mundo… ¡Y las tasas de desempleo… nada que disminuyen significativamente!

Ahora mismo, eliminando las cajas de compensación familiar, el gran capital podría hacer negocios con los $21 billones que poseen las 43 existentes, y se ahorraría $7,5 billones correspondientes a la cotización del 4%; además de acabar con el subsidio familiar y con el acceso de los trabajadores a excelentes servicios sociales en vivienda, educación, salud o recreación. Ah…Y con la eliminación del 12 % de los intereses de las cesantías ¡Se echaría al bolsillo otros $1,9 billones!

Premios nobel como Krugman o Stiglitz y estudiosos como Piketty, desvelaron la engañosa propuesta de reducir impuestos o parafiscales para crear empleo: recomiendan elevar los impuestos al gran capital al tiempo que se mejoran los ingresos de los trabajadores para aumentar así la demanda de bienes y servicios ¡Algo que nuestros “másteres y místeres” de Los Andes, Harvard, Chicago o del London Economics jamás perdonarían a nuestros gobiernos!

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