Entre silencios y hermetismo, lluvias y vientos fuertes, el presidente Gustavo Petro hizo su balance del primer año de Gobierno desde el Puente de Boyacá, donde también se conmemoraron 213 años del Ejército Nacional. Llegó acompañado de su esposa, la primera dama Verónica Alcocer, y de sus hijos Sofía, Antonella y Nicolás Alcocer. En su discurso – que duró poco más de 55 minutos– no se refirió al escándalo de su primogénito, Nicolás Petro, por el cual tiene en vilo su gobernabilidad.

Este es el primer discurso que lee el mandatario desde que llegó el cargo. Ni siquiera en su posesión, hace exactamente un año, escribió sus palabras. Varios integrantes de su equipo de comunicaciones dicen que varias veces Petro les ha dejado escrito el discurso que le proponen. Sin embargo, esta vez el Jefe de Estado siguió un guion, según él, para tener precisión de las cifras de balance. Este diario conoció que el documento no lo tenía su equipo de prensa, sino que el mandatario lo construyó a partir de informes que entregó cada cartera en la última semana.

Desde que arribó Petro, sobre el mediodía, llevaba en su mano derecha las tres hojas de discurso impresas que en varios momentos le guardó la primera Dama, Verónica Alcocer, mientras el mandatario cumplía los protocolos con la cúpula militar como las condecoraciones a 45 militares e integrantes administrativos del Ejército.

De hecho, una de las críticas que más ha afrontado Gustavo Petro desde que comenzó su Gobierno es su impuntualidad. Este 7 de agosto, en el balance por su primer año, no fue la excepción. Mientras la ceremonia de balance de su primer año y de conmemoración por el Día del Ejército fue citada a las 11:00 a.m., el mandatario llegó una hora tarde, cuando ya todo su gabinete en pleno había dado una declaración en respaldo a su Gobierno.

Los primeros en llegar fueron la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez y el presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, quienes hablaron con medios sobre la radicación de las reformas laboral y pensional y los ajustes que tendrán antes de su radicación en el Congreso.

Uno de los últimos en llegar a la ceremonia fue el presidente del Senado, Iván Name, del partido Verde, quien mantuvo comunicación constante con el director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), Carlos Ramón González, su vecino de silla en la tarima. Name llegó casi al tiempo que el presidente, cuando la banda marcial ya había comenzado a entonar el himno nacional. Su colega en la Cámara de Representantes, Andrés Calle, llegó junto al gabinete ministerial y se sentó junto a Luis Fernando Velasco, el ministro del Interior.

Honores militares durante el 7 de agosto de 2023 en el Puente de Boyacá.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada, El Espectador

Y Calle se ubicó junto a los ministros en medio de la declaración del gabinete, como si fuese uno más de ellos. Después de esa intervención, se quedó por cerca de 10 minutos hablando con el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, con Carlos Ramón González y con el ministro Velasco.

Su gabinete en pleno –exceptuando al ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva– asistieron a la ceremonia y leyeron una declaratoria en respaldo al presidente Petro, liderada por la ministra Ramírez, en la que aseguraron: “No podemos distraer nuestros esfuerzos en un debate de la vida del presidente”. Después de ese acto, el Jefe de Estado llegó al lugar acompañado de su esposa Verónica Alcocer y sus hijos Nicolás Alcocer, Sofía y Antonella Petro.

Oficialmente, el gabinete ministerial no se quiso referir al escándalo de Gobierno que enfrenta el mandatario, pero el presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, estuvo hablando con integrantes del equipo de la ministra de Trabajo sobre una reunión que tuvo con el director del Dapre para acordar una estrategia para defenderse.

Lo cierto es que desde que estalló el escándalo el pasado jueves 3 de agosto por la confesión de Nicolás en la Fiscalía en la que aseguró que sí entraron dineros irregulares a la campaña, hasta esta ceremonia, los ministros no se habían reunido para evaluar la crisis ni recibir órdenes desde la Casa de Nariño. El consejo de ministros semanal se realizó justo después de la intervención del presidente en el Puente de Boyacá.

Pero desde la crisis presidencial hasta hoy, al interior del Gobierno ha habido varios remezones. Lo primero es que, si bien se esperaba que este fin de semana el presidente hiciera cambios en su gabinete ministerial en las carteras de Interior, Justicia y Relaciones Exteriores; sin embargo, esas decisiones quedaron en pausa, según le confirmó una fuente cercana al presidente a este diario.

Por ahora no habrá más relevos ministeriales. Lo que se sabe es que el consejo de ministros de cada lunes, en el que evalúan la agenda del Gobierno, se realizó justo después de la ceremonia del Puente de Boyacá. De hecho, dos de los jefes de cartera que salieron apenas terminaron los actos simbólicos fueron Juan Fernando Velasco, ministro del Interior y Mauricio Lizcano, ministro de Tecnologías y Comunicaciones, a quienes se le vio salir apresurados de la ceremonia, incluso abriéndose paso en medio de los militares que estaban formados en el Puente de Boyacá, sin posibilidades de que la prensa los alcanzara.

Algo similar a lo que pasó con el ministro de Defensa, Iván Velásquez, quien al finalizar el acto se reunió con la cúpula y después abandonó el lugar. Lo que rompió el protocolo es que, cuando finalizó la ceremonia militar, la presentación cultural de bailarines boyacenses que aguardaba para la clausura del acto, fue ignorada por casi todo el Gobierno, quienes apresuraron su paso hacia las salidas.

Algunos de los que se quedaron por algunos minutos fueron el director del Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), Carlos Ramón González, quien se acercó a hablar con la consejera presidencial de Juventud, Gabriela Posso, y después accedió a dar declaraciones a El Espectador sobre la crisis de Nicolás Petro: “El escándalo es más mediático, no hay pruebas, es circunstancial y es un intento de golpear que no tiene ninguna explicación real. No entiendo por qué a la gente le interesa que el país le vaya mal”.

En medio de los actos culturales, la vicepresidenta Francia Márquez se reunió por varios minutos con Aurora Vergara, ministra de Educación e integrante del movimiento político Soy Porque Somos. Ambas salieron juntas hacia el Puente de Boyacá y buscaron abrirse un espacio con los 12 indígenas Kogui que acompañaron el acto ceremonial como invitados de honor. Junto a la vicepresidenta siempre estuvo su pareja, Yerney Pinillo Ocoró.
Lo que llamó la atención fue la actitud de la vicepresidenta, quien desde que empezó la programación se vio aislada del resto de integrantes del gabinete. Su nombre no apareció en la declaración ministerial de apoyo a Petro que leyó la ministra del Trabajo y las pocas personas con las que interactuó fueron con la primera dama, Verónica Alcocer, y el mismo Jefe de Estado.

Durante la alocución del mandatario, a Francia se le vio pausada y receptiva. En varias ocasiones asintió con la cabeza cuando el presidente habló sobre justicia ambiental, un tema que abandera, pero en ningún momento intervino y el mandatario tampoco ahondó en su gestión. Tampoco quiso dar declaraciones a la prensa por su primer año como vicepresidenta, y ante la pregunta de este diario sobre su gestión, respondió que “así no”. Sin embargo, tampoco ha accedido a darle una entrevista a El Espectador en los últimos seis meses.

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