
Luego del zaperoco en que se convirtió el televisado Consejo de Ministros del 4 de febrero pasado, por la objetada presencia del polémico Armando Benedetti, como titular del inexistente cargo de jefe de despacho, resultas de las presiones fácticas ligadas al conocimiento de las presuntas irregularidades e ilícitos relacionados con la campaña presidencial, podredumbre inagotable que acrecentada hizo continuidad en el ejercicio del mando, que llevó a la crítica, espeluznante situación en la que se debate, desploma el país, hoy cuesta abajo, a la deriva, sin rumbo.
Crisis institucional, fiscal, de caja -nunca antes vista-, inexistente para Petro, al punto de emprender el 50.º innecesario viaje hacia el Golfo Pérsico en medio de las peores, inéditas dificultades políticas, renuncia del gabinete, problemas de orden público en Arauca, Cauca, Chocó, Guaviare, parte de Antioquia, sur de Bolívar, Norte de Santander, donde se vive la más execrable, trágica tragedia humanitaria -sin precedentes-, especialmente en la región del Catatumbo, territorio convertido en un infierno, tierra de nadie, donde prima los ucases del tirano Maduro, ejecutados a través de sus obedientes testaferros: el ELN; disidencias de las FARC; Clan del Golfo, etc., cuyo balance (parcial) suma 70 homicidios, 50.000 desplazados; 25.000 confinados, 12 firmantes de paz desaparecidos.
Estado de cosas calificada por el muy campante, desafiante presidente Petro de normal, mientras el país se deshace en sus manos, y él la pasa ‘sabroso’ en Dubái, desde donde el muy hablamierda continúa haciendo el ridículo internacional de pontificar sobre lo que no sabe, esta vez sobre la inteligencia artificial IA, luego de agotar los trillados: cambio climático, transición energética, amazonia.
Blablablá con el que el pinocho en comento, trata de disipar el escándalo -que no cesa- de los $500 millones aportados por alias ‘Papá Pitufo’ (Diego Marín) a la campaña recibidos ‘ingenuamente’ -dice el caripelado-, por Xavier Vendrell, al que le “ordené -dice- devolver y gravar la devolución”, video que no aparece, y que los malpensados aseguran -piensa mal y acertarás- son parte de los $15.000 mil millones recaudados por el impresentable malandro Benedetti; película de ficción que revive el mismo guion que recuerda cuando Petro apiñaba -ávidamente- fajos de billetes en una bolsa plástica.
Secretos que con intimidante, verdulero lenguaje repasó ante la amanuense Laura Sarabia, asegurando que “tumbarían” a (alias) ‘Aureliano` y “llevarían” -a todos nosotros- a “la puta cárcel”; chantaje que ipso facto surtió su efecto, blindó al infidente, enmudecido con las envidiables promociones subsiguientes que lo tienen hoy cogobernando. !Qué duda cabe!
Como un escándalo lo tapa el siguiente, vino la lista publicada por Luis Carlos Reyes -exdirector de la Dian y todavía min-Comercio-, con los nombres de los congresistas, altos funcionarios y paniaguados -como el mandadero, Juan Fernando Petro- supuestos gestores del nombramiento de sus secuaces en las apetecidas Aduanas de Buenaventura, Cali, Barranquilla -entre otras-; intrigas que lindan con el tráfico de influencias delineado en el art 180 parágrafo 2º de la CP; equivocada, presurosamente desnaturalizada de un plumazo, como ‘inocente gesto’ por la decepcionante fiscal Luz Adriana Camargo; probablemente incursa en una ‘desviación funcional’ enmarcada en los arts. 405 y 406 del CP.
Retomo la oceánica ignorancia de Petro respecto a la considerada cuarta revolución industrial, la IA, en la que Colombia -el Haití andino- sigue en pañales en relación con los demás pares latinoamericanos, a pesar de los Ingentes recursos despilfarrados en la infantil campaña presidencial de quien juró -cuando las papas queman (aún)- no haber sido nunca petrista; dinero que debió invertirse en la formación de la población infantil y juvenil, dado el impacto (positivo) que la tecnología tiene en el desarrollo neurológico del cerebro, que hubiera permitido -a futuro- un país sin burros que gobiernen o mulas fungiendo de ministros o votando.
Ante el mediocre, irrelevante, maquillado, prepotente charlatán que le vendió el alma al prostituido, prontuariado Benedetti -impune aún-, quien lo convirtió en su prisionero; coludida dupla de despojos humanos que con sus amigotes entronizaron la corrupción en la administración: Contubernio que me lleva a echar de menos -guardadas proporciones- los otrora gobernantes que honraron el ‘Solio de Bolívar’ -personajes cultos, instruidos, con autoridad moral-, pletóricos de vigor intelectual. Menciono entre las honrosas excepciones, la apoteósica, austera, icónica, polifacética figura de Belisario Betancur (1923-2018).
Abogado, escritor, periodista, poeta-; gigante del pensamiento -con todas sus letras-, ideólogo de largo alcance; un ser humano iluminando, incuestionable, pulcro, superior, inmortal, con el don de la palabra, digno de imitar. Siendo presidente, puso -el 5 de octubre de 1983- de pie a la ONU, que aplaudió por varios minutos el poético, histórico discurso -de gran factura literaria-, que llevó a The New York Times a registrarlo con el siguiente titular de primera plana: ‘Un lírico pone en pie a la ONU’.
Terminado su mandato se alejó de la política, refugiándose -en su serena madurez- con de su adorada segunda esposa, Dalita Navarro (ceramista venezolana) en Barichara-Santander “el pueblito más lindo de Colombia”, donde la quietud, la tranquilidad, el silencio caracterizan su ambiente.
Agradezco a la vida haberme permitido disfrutar de tan ilustre, portentoso, elocuente prohombre.