El magistrado Alfonso Vargas Rincón defendió las pensiones de magistrados y congresistas y, además, se refirió a quienes fueron sus compañeros en el Consejo de Estado: el procurador Alejandro Ordóñez y la ministra de justicia, Ruth Stella Correa.
Después de 34 años en la Rama Judicial el magistrado Alfonso Vargas Rincón conoce al dedillo el Consejo de Estado. En diálogo con este diario se refirió al paro judicial, a las miles de demandas que llegan a la corporación que preside desde esta semana y a las pensiones que reciben los magistrados y congresistas en Colombia y que siguen generando controversia. Sincero y de hablar pausado Vargas Rincón fue enfático y aseguró que su meta para el 2013 será que la justicia sea más eficiente y que el Consejo de Estado se acerque a la gente.
¿Cómo recibe el cargo de presidente del Consejo de Estado?
Eso causa un impacto. Hay metas inaplazables. Mi sueño es mostrarle a la sociedad eficiencia en la realización de las funciones que la Constitución y la ley le han encargado al Consejo de Estado. Pareciera sencillo pero es una tarea muy delicada, que hay que asumir desde ya.
¿Cómo lograr esto en un país con una litigiosidad tan alta?
Hay que tener el alma dispuesta. Que tengamos disposición para alcanzar eso. Y hay que tener objetivos y métodos y no pensar en la parte negativa sino, pese a eso que me está diciendo, estar convencido de que se puede lograr esa eficiencia.
¿Cómo ve este 2013 para la Rama Judicial después de que el año pasado estuvo plagado de escándalos?
Dios quiera que se cumpla el adagio popular “después de la tempestad, venga la calma” y que esa calma nos impulse para trabajar mucho.
Este año empieza con la demanda de Germán Calderón y Dionisio Araújo por el tema de las pensiones de magistrados y congresistas. Usted ya dio su opinión al respecto. Pero, de nuevo, ¿cómo ve esa discusión?
Con fe porque creo en nuestras instituciones. Suelen llover especulaciones sobre esas pensiones que al exterior califican como pensiones millonarias. Yo estoy convencido, por el conocimiento que tengo en esa materia, que, es cierto, esas pensiones son superiores a muchas porque sus beneficiarios, sus destinatarios, son las personas más representativas del Estado colombiano: los padres de la patria, representantes, senadores y magistrados de Cortes. Estoy seguro de que el 99% de esas pensiones están reconocidas con apego a la ley. Y con ello no estoy queriendo decir que no haya casos excepcionales. Esos casos excepcionales que no estén conforme a la Constitución y la ley pueden ser revisados y para eso existen los instrumentos judiciales. Afuera se presenta y se especula que son pensiones millonarias pero, por regla general, esas pensiones están reconocidas conforme lo ordena la Constitución y la ley. Independiente de que comparadas con otras pensiones sean superiores, son conforme a la ley. En esos casos aislados que no estén conforme a la ley hay que revisarlos y ajustarlos.
Hay interés al respecto. Pero, mayoritariamente, por el impacto que se ha dado a la opinión pública. Yo creo que debiera ser un motivo de orgullo que el Estado colombiano pueda contar que a sus dignidades, a aquellas personas que llegaron al último escalón, a quienes entregaron su vida les dieron, por lo menos, una pensión decorosa, siempre conforme a la constitución y a la ley. Y quiero decirle que, si la situación fiscal del Estado aconseja modificaciones al sistema pensional, el Congreso está plenamente habilitado para que señale nuevas reglas.
En la audiencia la contralora Morelli habló de una de esas supuestas excepciones: el carrusel de las contrataciones. ¿Cómo ve ese caso?
La contralora es muy inteligente. En la audiencia la vi muy serena. Ahora se habla de eso, del carrusel de las pensiones, que a mí me estremece porque parece como un sinónimo de trampa y si hay trampa hay que corregirla. La contralora hablaba de la necesidad de reglamentación para evitar eso, para que haya correctivos. Al respecto yo puedo responderle que la ley 797 de 2003 consagra un recurso de revisión de esas pensiones que han sido reconocidas contrariando la ley. Entonces se puede corregir y recuperar aquellos dineros que se comprueba que se hayan conseguido de mala fe.
Muchos medios reprodujeron una oración suya de los ‘abuelitos lindos’. Usted, a diferencia de otros magistrados que son muy farragosos, le gusta hablar con mucha claridad…
En esa audiencia había mucha expectativa y era intimidante. Y entrar Alfonso Vargas como presidente del Consejo de Estado, apenas 30 horas después de haber sido elegido, con ese impacto, y hablar de ese tema tan delicado. Entonces me veía en la necesidad de poner en contexto el tema de las pensiones y para hacerlo lo dije de la forma romántica. Entonces yo digo que la pensión se define como el seguro que constituimos para evitar caer al abismo que produce el pánico por la llegada a la tercera edad. Porque si llegamos a esa tercera edad con una pensión digna seremos unos abuelitos lindos, de lo contrario estamos a vivir en el cuarto de los trastos, como un estorbo de la sociedad. Decía eso para que tengamos en cuenta qué es, con qué estamos, sobre qué estamos opinando en la opinión nacional. El caso es que la pensión, alta o baja, es acorde con el cargo y el valor de lo que la persona haya aportado. Si usted es de este nivel pues le dan el valor correspondiente a ese nivel. Si ya ha escalado será otro valor. Hay diferencia. Pero no es discriminación, ni injusticia, ni inequidad, sino una diferencia.
¿Usted se considera ya un abuelito lindo?
Falta tiempito. Me siento como bien. No tengo nietos para poder decirme abuelito. Pero envejecer es inevitable. Nosotros no tenemos la culpa. Para allá vamos y no está mal.
Hablando de derechos. Toda esa discusión por la nivelación salarial en la rama judicial y se fue a paro. ¿Cómo vio ese paro judicial?
Esas aspiraciones de las personas de mejorar su remuneración, su asignación salarial, son normales. Es que en la organización de la rama judicial hay unas diferencias inexplicables entre unos funcionarios y otros. Por eso era cierta, era razonada, era más que justificada esa necesidad de nivelación salarial. Cuando todo ese grupo de trabajadores necesita esa nivelación salarial pues la reclama. Por eso el cese de actividades. Y parece que los escucharon. Solamente que al interior de los que reclaman como que se dividieron.
¿Qué opina un cese de actividades tan largo?
Hay autoridades que califican si eso es legal o es ilegal, por eso no quiero calificarlo.
Hay quienes dicen que demandar al Estado es bueno porque el Estado siempre pierde. ¿Qué piensa de esas opiniones?
Eso es un alarmismo. Es cierto hay muchas demandas. Y esa carga de demandas es un reflejo de cómo gira el estado. A mayor número de demandas debe crecer ese interrogante para el Estado sobre por qué lo están demandando tanto. Pero no eso no puede ser regla general que todo el que demanda gana porque la misma constitución dice que el juez en sus decisiones solo está sometido al imperio de la ley. A cada uno le dan lo que merece.
¿Cree que el Estado debe mejorar mucho para que dejen de demandarlo tanto?
Nuestro país está en desarrollo. Creo que ya hemos evolucionado mucho pero no somos perfectos. En principio las demandas no son porque el Estado opere mal sino son producto de los conflictos que se van suscitando.
¿Qué piensa de la ministra de justicia, Ruth Stella Correa, que fue compañera suya en el Consejo de Estado?
En Sala Plena ella era mi compañera de pupitre. Por eso la conocí. De ella puedo afirmar que es impecable. Como jurista y como juez es admirable y ejemplar. En el Ministerio de Justicia yo la he visto muy seria, muy juiciosa, muy preocupada.
¿Y qué opinión le merece su otrora compañero en el Consejo de Estado el procurador Alejandro Ordóñez?
Yo llevo 34 años en la Rama Judicial. Ordóñez llegó al Consejo de Estado en el año 2000. Venía de ser magistrado del Tribunal Administrativo de Santander. Cuando él llegó de magistrado yo me fui su magistrado auxiliar. Lo hice durante 7 años. Y por eso nos conocemos. Con base en ese conocimiento que tengo, respetando sus convicciones muy personales, su talante, sus creencias religiosas, que son muy de él, puedo decir que el como juez fue un gran juez, preocupado por la eficiencia y con permanente esfuerzo por ser justo en sus decisiones. Yo veo que si a Ordóñez lo eligieron y reeligieron y si soportó, si superó y está ahí hablando firme, a pesar de las críticas que se le hagan, es porque ha cumplido seriamente su misión.
¿Cómo fueron esos 7 años de trabajo con él?
Bien. Trabajamos desde las 6 de la mañana.
¿Le gusta estar de frente a las cámaras?
Seamos coherentes. Yo le tengo temor a la mordacidad de los medios. Los miro con respeto, pero debo estar ahí. Y ¿por qué debo estar ahí? Porque si acabo de decir que entre las funciones, entre nuestras responsabilidades, está la de contarle a la sociedad qué es lo que hace esta Corte, la primera forma de hacerlo es a través de ustedes. No se trata si me gusta o no sino que hay que hacerlo, hay que poner nuestro empeño y nuestro esfuerzo medidos. No que estemos cada minuto en el micrófono. No. Medidos con mucha seriedad, con respeto a ustedes, a la sociedad, a la Corporación, intentando hacer un gran esfuerzo para que la sociedad conozca qué es lo que hacen sus autoridades.
¿Cuál es su misión para este año?
Como le digo la eficiencia y que se haga un grandísimo esfuerzo para que no tengamos inventarios viejos, es decir que no haya mora.
¿Hay mucha mora?
Una cosa es la congestión por la gran demanda y otra es la mora. Hay gran demanda y de pronto algunos asuntos con aparente mora. Pero por la gran demanda. Pero es que hay gran demanda y los jueces hacen esfuerzos inhumanos. Porque acá nadie ha contado cuál es el horario de trabajo en los despachos judiciales. En la mayoría empiezan a las 6 de la mañana y van hasta las 8 de la noche. Entonces hay un esfuerzo permanente casi que inhumano pero comprometido para no reflejar morosidad.
¿La rama requiere más funcionarios?
Sí requiere. No podría decirle cuántos. Pero sí se requieren.