Cuando se busca tener poder, el ser humano es meloso, querendón saludable, sonríe hasta en el funeral de la mamá, siempre esta listo para servir, le gusta promoverse como un ser especial, le gusta impresionar a sus electores, a sus nominadores, participan de fiestas y reuniones, envían regalos de cumpleaños a sus determinadores del futuro poder.
Pero al llegar al poder que el cargo les confiere, empiezan a perder memoria, ya no recuerdan los nombres de las personas que le ayudaron a llegar allí, y creen que son súper seres humanos, ya no saludan, miran por debajo del hombro creen que se merecen los elogios, si los elogios que le suben el ego y se dedican a ver la forma de amarrarse en el poder, en el cargo, se esmeran por destacar su labor, como si por eso no les pagaran, les fascina mojar prensa.
En Singapur combatieron la corrupción evitando que los funcionarios de carácter administrativo se atornillaran en un cargo por largo tiempo, en razón de llegar a desarrollar el síndrome de Hubris “es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido y desprecio por las opiniones y necesidades de los demás. La palabra hubris, de origen griego, significa orgullo o arrogancia.” Esto es nuestro diario vivir, funcionarios que, se van aferrando a sus puestos como si estos fueran propiedad privada convirtiendo a sus administrados en sus esclavos y los que necesitan sus servicios como seres inferiores quienes deben rendir pleitesía y suplicar por una pronta y buena atención.
Semanas anteriores los diarios colombianos destacaron la noticia del director de un fondo de pensiones, que lo declaraban insubsistente, del cargo que por décadas había ostentado, disfrutando de privilegios y otras cositas, martirizando personas mayores indefensas, creyéndose el súper héroe que tumbaba derechos pensionales a diestra y siniestra sin importar sin con ello se llevaba a la tumba al pobre viejo, si dejaba a la viuda en la miseria, creyendo que esto le otorgaba el derecho de ser irremovible, cada día que pasaba el tornillo que lo mantenía en el cargo se oxidaba y se hacía más difícil el que abandonará el cargo, este funcionario era un verdadero camaleón cambiaba de partido con una agilidad impresionante y se convirtió en un guinness record, el único funcionario al que dos presidentes le solicitaron la renuncia y se hacía el cara gallina y allí continuaba en el cargo, finalmente lloro implorando que no lo dejaran salir sin su pensión y el Generoso Presidente le nombró un director ad hoc para que le liquidara su pensión, esa resolución de pensión no salía a pesar de pasar ocho meses, y entonces lo que ese pobre director no pensaba que pasaría, le paso, un baldado de agua helada, que traía en el fondo una misiva del Señor Ministro de Salud con la expresión humillante, DECLARASE INSUSISTENTE. Expresión que significa, fuera de inmediato, que significa echar a este prohombre como un perro sarnoso y digo así porque la sarna le pico y empezó a recorrer medios periodísticos para denunciar que lo habían sacado porque necesitaban el puesto, con eso denotaba el dolor de su partida y nos daba la alegría a los que un día nos miró con desdén y desprecio, a los empleados que tenía como esclavos, pero por el contrario otros se sintieron muy tristes, su madrina, debe estar llorando y con voz de macho renegando contra nuestro Presidente, las prestigiosa firmas de abogados, descuadrados en su caja .
Pero Dios es grande, ese personaje ahora recibe su merecido, huérfano de poder, saludando y recibiendo improperios para su adorada madrecita, montando en bus como cualquier parroquiano y con la conciencia carcomida por el remordimiento de sus malas acciones, comiendo sopita en su casita alejado de manteles ante la carencia de invitaciones a buenos restaurantes, me da lástima que existan seres humanos que de un plumazo lo bajen del cielo del poder al infierno del desprecio. Aclaración esto no sucedió en Colombia es una historia de ficción.
Excelente mi doctor Antonio más cierto para donde como saber que hay uvas, la verdad como me lo manifestaba mi madre siempre, felicitaciones y mil bendiciones,