Después de más de la mitad del marchito, reprobado período del presidente Petro, lo único que es de resaltar es el inmenso daño causado a la moral pública, a la institucionalidad, igual su desvergüenza -sin límite- al punto que su descuadernada gestión convirtió  el remedo de democracia en cleptocracia, a Colombia en el “país de la belleza, en líder mundial de la lucha por la vida, la humanidad y la naturaleza”. Inédito país de Jauja, que lo hace por derecho propio -según sus panegiristas- en el ‘nuevo héroe nacional’, en ‘líder del mundo’. Utopía que al aterrizarla amigo lector, se encuentra usted con un infierno invivible, acrecentados los atávicos problemas socioeconómicos y de orden público.

Narrativa desatendida por el mediático, compulsivo tuitero que ‘gobierna’ -si es que así puede llamarse el actual despelote, a través de dicho medio, desde el que lanza cuotidianos improperios, pullas, caza peleas por doquier, privilegia, prioriza la problemática medio ambiental del mundo, que adjudica a la suicida política extractivista del carbón y del petróleo, mientras el país se hunde en los asesinatos de líderes sociales, las extorsiones, los fleteos, los secuestros; estrangula la moral, la ética; romantiza la lucha armada; cobijado por un manto de secretismo, busca perennizarse por la fuerza; en el marco de su dogmatismo, ideología extremista, hace y deshace lo que le venga en gana.

Intencional, desbrozada estrategia que anula, debilita, desarticula, desmotiva las gloriosas Fuerzas Armadas y policiales, que pretende reemplazar con sus verdugos blanqueados por la descabellada ‘paz total’, sin subsanar la colosal, púdica deuda con las víctimas y con la maltratada sociedad; banda de criminales fuerzas extremistas, camufladas como ’gestores de paz’, intimidante retaguardia del CAMBIO del que el depredador, hipócrita Gobierno se solaza y con la que pretende perpetuarse.  

Para lo cual anda afanoso impulsando la reforma política que disfraza el transfuguismo  con el que pretende habilitar el cambio de partido sin consecuencias legales para las atorrantes (enmermelados), once arrodilladas agrupaciones del ‘Pacto Histórico’; cortesanos palaciegos que nunca dicen no al amo, que pretende reagrupar en el partido ‘Unitarios’.

Recua opuesta a las arrogantes, enardecidas, prematuras, vapuleadas estrellas menores, los engominados narcisos -aún viches- Miguel Uribe, David Luna, la Cabal y Paloma y el infaltable, Sergio Fajardo, pavo real que ‘ni es ni chicha ni limoná’; ‘ni carne ni pescado’, que se supone predestinado, que lleva más de tres lustros en la plataforma de lanzamiento sin despegar, en busca de cazar simpatías de los potenciales electores

Especialista en derrotas -2010-2018-2022-, va para la cuarta etiquetado de ‘TIBIO’, luego de buscar consuelo en Nuquí avistando ballenas, luego de recomendar el voto en blanco y prometer no volver a incurrir en una nueva aspiración.  Ave de mal agüero derrotada otra vez en mayo de 2022, luego de puntear -como ahora- en las encuestas, contentillo prodigado por el pueblo, para apuñalearlo, humillarlo luego en las urnas.

Elección en que alcanzó un degradante 4,20 % de los votos, que espera repetir en el 2026, enfrentado a la agresiva, feroz arremetida del apertrechado petrismo, con miles de millones de pesos robados por sus alfiles de confianza a la exprimida UNGRD, artilugio que completará con la inejecución presupuestal, reservada para la avalancha de contratación a dedo que se avecina.

Astucia avizorada por el previsivo César Gaviria, quien invitó a las fuerzas democráticas a contrarrestarla con un candidato de consenso, de unidad, que se oponga al inescrupuloso, intocable petrismo, empeñado a perpetuarse, en perjuicio de los más de cincuenta millones de colombianos.

Alerta que gustoso amplifico, convencido de que “no hay guerra buena como no hay paz mala“, invitando a repasar la brillante hoja de servicios de la joven figura, reserva moral, ética del ‘Viejo Caldas’, CARLOS FELIPE ‘PIPE’ CÓRDOBA: https://www.blogger.com/blog/post/edit/6552531000687034993/3433031645294894091 cuya inquebrantable voluntad de trabajar por Colombia es bien conocida; dirigente con quien se rescataría la expectante posición de liderazgo, demeritada por quien se dedicó a atender, favorecer a sus hermanos de secta, esbirros empotrados en el Gobierno como los polémicos: Hollman Morris; Diego Cancino; Víctor de Currea Lugo; Armando Benedetti, y por si faltara, Daniel Mendoza, creador del libelo, ‘Matarife’.

Y qué decir del reemplazo hecho del tricolor patrio, como de la propuesta del cambio del escudo, símbolo (la bandera) ultrajada imperdonablemente al sustituirla por el ensangrentado trapo del M 19, en el acto oficial de la imposición de la Gran Cruz Extraordinaria de Boyacá, al expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica.

Traición a la patria, felonía que no mereció de las desairadas fuerzas militares, una muestra de censura, enfado, inconformidad, protesta; silencio cómplice que retumbó en todo la nación; doble moral de quienes juraron “acatar, “respetar y hacer respetar la Constitución y las leyeslas autoridades” y por ende, los símbolos patrios.  

De ahí la necesidad de seleccionar, elegir un ‘comandante en jefe’ que no actúe por encima de la ley, que no suponga que sus delitos son errores, que no anteponga el deber al interés personal, que no amenace la institucionalidad, que no prefiera el ruido mediático a las nueces, que reponga el poder arrebatado a las fuerzas del orden, cierre la fosa cavada entre la policía y la juventud, corrija la lección petrista de que “los vándalos son buenos, los policías malos”.

Oteando el horizonte, luego de un concienzudo análisis, escrutinio de la galería de los más calificados, emblemáticos, representativos, sobresalientes candidatos que ameriten encomendarle la dirección de Colombia, descuella en dicha selección entre los llamados eufemísticamente “outsiders”, el hipnótico, perspicaz, precitado líder, CÓRDOBA LARRARTE, depositario de ls más conspicuas, imperiosas, refinadas condiciones: aptitud, ascendencia carisma, capacidad,  minucioso conocimiento del Estado, dilatada formación, don de gentes, de mando, experiencia, probada transparencia en el pulcro ejercicio público, compromiso con los pobres, los más vulnerables, sin dejar de lado -obviamente- las estimaciones de carácter moral y ético; virtuosidades que infunden generalizada confianza.  

Observancia que más allá de lo perfectible -como toda obra humana-, le imprime a su ejercicio un profundo sentido social en favor de la educación; pasaporte único de avance, superación social de los aplazados, desfavorecidos por la fortuna, excluidos que, faltos de oportunidades, aspiran salir del estado de pesimismo, postración, de la apocalíptica visión del futuro, resultas del vetusto régimen agenciado -en el caso en comento- por el displicente, locuaz, maquiavélico prestidigitador, “cabeza de ratón” que se ensañó sobre los compatriotas todos.

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